También conocido como zarigüeya, es un pequeño marsupial que forma parte esencial de los ecosistemas de América. Su nombre proviene del náhuatl tlacuatzin, que significa “el pequeño que come fuego” —una referencia a su costumbre de hurgar entre brasas en busca de comida. Estos animales son nocturnos, omnívoros y muy adaptables. Su característica más sorprendente es su bolsa llamada marsupio parecida a la de los canguros, donde las madres cuidan a sus crías durante sus primeras semanas de vida. Son animales limpios, inteligentes y completamente inofensivos para las personas. Cumplen una función vital en la naturaleza, como controladores de insectos, alacranes y hasta serpientes.
1. Observa, no toques.
Si el tlacuache está sano (caminando, trepando o simplemente pasando), déjalo en paz. Son animales silvestres y no necesitan intervención si no están en peligro.
2. ¿Está herido, huérfano o en peligro?
Si ves que está sangrando, atrapado, desorientado o es una cría sola sin su madre, no lo intentes cuidar tú mismo. Usa guantes si es necesario moverlo y colócalo en una caja ventilada, con una toalla, en un lugar tranquilo.
3. ¡Llama a expertos!
Comunícate con refugios, veterinarios especializados: